El congresista no se siente útil. ¿Qué tendrá el congresista? Tras 36 años en el PSOE y 25 de vida pública
como político, en cargos como el de alcalde de Vélez Rubio, Luis
López renunció el mes pasado a seguir de congresista. Renunció a
su sueldo, a la comodidad, a poder pasear el prestigio por esos
restaurantes del Barrio de las Letras, Recoletos o restaurantes
entorno al Congreso, esas dietaaaaas... ¿Qué le pasó al señor López que se ha
ido tan discreto, casi sin hacer ruido? Algunos lo llamarán
epifanía, otros hartazgo, otros decencia y a otros se la soplará
(¿la mayoría?). Sabemos que el señor López ha dejado de lado un sueldo de unos 5.000 euros mes. No sabemos si se ha ido directo a una
empresa del Ibex (parece más que dudoso); tampoco sabemos si estará
diseñando joyería o acabará en alguna fundación de ideas
desastrosas. Lo que sí pensamos es que es un claro caso de Bartlebismo...
Imaginémonos que somos López...
¿Quién no se ha identificado alguna vez con Bartleby el Escribiente? Esta es una habitación para personajes que en algún momento de su vida, al verse frente a un deber, pensaron o dijeron "preferiría no hacerlo" y evitarse así contribuir al absurdo de la realidad nuestra. Entre la leyenda y la realidad, un lugar para los desbordados por el disparate o para resistentes de lo absurdo.
martes, 29 de mayo de 2012
miércoles, 2 de mayo de 2012
Hoy no desfilamos...
Aquellos militares que hace 38 años
decidieron dar un golpe de estado sin pegar un solo tiro para dirigir
a Portugal hacia la modernidad europea no quisieron celebrar su
fiesta. La semana pasada se negaron a participar en los actos
oficiales del 25 de abril, el día de la Revolución de los Claveles,
la conmemoración de la liberación popular de la que fue la
dictadura más resistente del siglo XX de la Europa Occidental. ¿Por
qué? Porque las acciones de su actual gobierno no reflejan los logros de
aquel movimiento que llevó a la constitución de una república
democrática. ¿Qué libertad hay que celebrar?, se preguntan, sino escenificar una pantomima de estado democrático...
martes, 10 de abril de 2012
MARATHON WOMAN
Celebrando 40 años de mujeres maratonianas...
Cuando le vi casi le tenía encima.
Tenía el rostro desencajado y los ojos furiosos. Me gritaba que
parara. Quién me había creído. Decidí seguir corriendo. No rompas
el ritmo, me decía, no lo rompas, mantén el paso, no le mires, no
le mires, no te paralices, sigue corriendo, zancada tras zancada, un
pie y luego el otro, siente la pisada, que toda la planta sienta el
suelo... Congelemos la imagen.
viernes, 20 de enero de 2012
Hirayabashi vs. USA
Gordon Hirabayashi |
El pasado 2 de enero falleció Gordon Hirabayashi, un estadounidense descendiente de japoneses que se negó a ser tratado como un enemigo de EEUU tras el ataque a Pearl Harbour por la aviación kamikaze en 1942. Pasó dos años en la cárcel al no aceptar la irracional realidad que quería imponerle su gobierno: crear un Guantánamo light para más de 100.000 personas que tenían vínculos con Japón. Primero fue el toque de queda y prefirió no cumplirlo. Luego le dijeron que subiera a un autobús para viajar a miles de kilómetros y ser internado en el desierto de Arizona. No pudo hacerlo. Hirabayashi comenzó así un viaje surrealista...
viernes, 6 de enero de 2012
Afortunado el general que nunca gane una guerra...
Los recortes de libertades que padece Hungría y que salen estos días en prensa nos han hecho recordar la Revolución del 56. Esta es una recreación de aquellos días vividos por el general
Bela Kiraly, organizador de la resistencia de Budapest.
Niño se dispone para la lucha. |
“¡De pie húngaro!”, aullaba la
calle, “¡la patria llama!”. Pero el general no podía hacer otra
cosa que revolverse en la cama. Hacía apenas un mes que había
pisado la calle tras cinco años en prisión y los sonidos que
recorrían la ciudad reverberaban en las ventanas: ruidos de
munición, de gente corriendo, presentando batalla. “¡He aquí el
momento, ahora o nunca!”, cantaban. La revolución no le esperaba,
pero ¿por qué iba a hacerlo? La calle inquiría a aquellos que
permanecían en sus casas mirando por las ventanas: “¿Seremos
esclavos o libres?”. La frase rozó el tímpano del general
dolorosamente. No era una frase cualquiera, llevaba resonando en la
memoria del pueblo magiar desde que se levantaron contra los
austriacos hacía más de cien años. Y el general pensaba dos cosas:
una, no me puedo levantar; y dos, en cuanto lo haga habré
firmado mi sentencia de muerte.
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